China mantiene la herida contra Japón bien abierta, negando el yodo, los puntos de sutura y cualquier tipo de medida que corrija el desangramiento. La herida, bien abierta y profunda, ayuda al Partido Comunista chino a sostenerse en el poder manteniendo a la población con una sensación de ira constante.
El último capítulo de esta manida historia nace por la negación de la masacre, cometida en el año 1.937 por las tropas de Japón en el este de China, que el alcalde de Nagoya, Kawamura Takashi, comentó en la propia cara de Liu Zhiwei, un miembro de alto rango del PCCh de la ciudad de Nanjing, epicentro de la matanza realizada hace 75 años por el ejército japonés. El diario Sankei Shinbum recogió, ante la negativa de la matanza del alcalde de Nagoya, las siguientes declaraciones del portavoz del gobierno de Nanjing que andaba de visita por el Imperio del Sol Naciente: “El pueblo de Nanjing adora la paz. Nosotros aprendemos de la historia para salvaguardar la paz”. O sea, primera vez que un alto cargo político chino, 75 años después, comienza a quitar algo de hierro al asunto. Un asunto, que debería estar arreglado desde hace tiempo, si las autoridades japonesas hubieran reconocido el grave error de sus antepasados que pasaron por encima de no pocas ciudades chinas y sus habitantes.
A causa de las declaraciones pacíficas de Liu Zhiwei, el director del Museo de la Masacre de Nanjing Zhu Chengshan, ha puesto el grito en el cielo contra el alcalde japonés así como ha dejado con el culo al aire al representante de la ciudad que en internet ya está siendo duramente atacado por los que no quieren que ese drama se olvide. Así internautas con apodos diversos –qué difícil les hubiera resultado opinar contra Hu Jintao o su hijo- piden directamente la “pena de muerte” contra Kawamura Takashi así como exponen su vergüenza por la tibieza de Liu Zhiwei, al que me temo le quedan dos telediarios como alto cargo del Partido en Nanjing.
Hoy la prensa china recoge esta nueva gota que nunca colma el vaso, que ha sido recurrentemente repartida por cada medio chino y por cada foro de internet con la triste esperanza de ver al pueblo llano arder desde sus adentros.
Hace meses, en un agrio debate sobre la pederastia en el mundo de la iglesia, metí el dedo en la llaga dirigiéndome al progre de la sesión en los siguientes términos: “¿Tú quién preferirías que te violara: un cura o tu padre?”. Aún asumiendo que miembros de la Iglesia, aprovechando sus dotes de tutores, se hayan pasado por la piedra a no pocos niños, no deja de ser curioso que la grandísima mayoría de los casos de abusos contra menores los ejecutan miembros de la propia familia del menor: padres, tíos, abuelos… Que eso no quita que al cura que aprovechándose de su puesto se haya acostado con niños habría que colgarlo del palo mayor. Pero recordando esa frase, hoy preguntaría al pueblo chino qué preferiría: ¿Ser asesinado por las tropas japonesas o serlo por los propios miembros de tu gobierno? Lo digo por el caso de la Matanza de Tiananmén, que muchísimo más cercana en el tiempo (año 1989), aún no ha sido ni reconocida ni investigada por las autoridades chinas que creen que aquello no fue digno de mención.
Que hace 75 años los japoneses hicieron todo tipo de bestialidades contra el pueblo chino es tan verdad como que en aquel 4 de junio de 1989, el propio gobierno de Pekín pisoteó, aplastó y asesinó a su propio pueblo. Y que muchos de los responsables siguen aún vivos. Y nadie sabe nada de los desaparecidos y fallecidos. Que debe saber China que la justicia –como la limpieza- empieza por uno mismo.
@JoaquinCamposR (Twitter)